El mielato de roble y encina es un tipo de miel especial. Los mielatos se caracterizan por su origen, que no es el néctar de las flores, sino que procede de la savia elaborada de algunos árboles, que se escapa a través de pequeñas heridas provocadas por cambios bruscos de humedad o por heridas de otros insectos.
En nuestra Redolada, lo recogen sólamente de caxicos (robles, quejigos) y carrascas o encinas, al final del verano. Justo cuando están empezando a madurar las bellotas y caen las primeras tormentas o los primeros rocíos, el árbol se hincha de agua rápidamente y alguna de esas bellotas se separa del capuchón, manando por esa herida la savia del árbol, rica en azúcar y también en sales minerales. Nuestras abejas, sedientas en esta época de calor, lo agradecen y aprovechan, puesto que la cosecha de mielato no se da todos los años.
El mielato de roble y encina es muy denso, poco dulce, con un retrogusto casi salado, por la alta concentración de sales minerales. Color muy oscuro, casi negro. Recogida a finales de septiembre y en octubre. Es una miel ideal para los que les gustan los sabores fuertes.
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